Woman Picking Peaches from Tree

Ezer Equipada: El Fruto de la Alegría

Ezer Equipada: El Fruto de la Alegría

Mi nombre es Yani Zuñiga y es un privilegio escribir acerca de la alegría y poder contarles que por un momento intenté evadir este fruto ya que ha sido un fruto en el que Dios ha tenido que trabajar mucho en mi corazón y lo sigue haciendo. Ha sido difícil para mí vivir en agradecimiento y gozo en medio de las circunstancias o cuando las cosas no van como yo quisiera, entonces realmente hablar de la alegría es un reto para mi. Espero que pueda ser de ayuda para todas las que se sientan identificadas conmigo.

Yo crecí en una familia en la que nunca se me enseñó acerca de los frutos del espíritu, entonces no los conocía y tampoco los veía en las personas más cercanas a mí. Fue hasta que fui adulta y empecé a conocer más acerca de Jesús que me di cuenta que era algo que no tenía, lo cual mostró que no tenía una verdadera relación con Jesús. Los frutos del espíritu son el resultado evidente de que Dios vive en nosotras y nos está transformando.

En la Biblia encontramos muchos pasajes acerca de la alegría. En cada uno de ellos podemos ver como Dios nos manda a alegrarnos en Él sin importar nuestras circunstancias y mostrar nuestra confianza en Él aunque las cosas no se vean como queremos. En Filipenses 4:4 encontramos: “Estén siempre llenos de alegría en el Señor. Lo repito, ¡alégrense!”

Dios nos llama a tener gozo en todo tiempo. Cuando trabajamos, cuando lavamos trastes, cuando nuestros hijos nos están agotando la paciencia y aún en medio de dificultades. El fruto de la alegría no está relacionado con nuestras circunstancias, sino que es el resultado de un corazón rendido a Dios y a su voluntad en nuestras vidas. La alegría también está completamente relacionada y ligada al agradecimiento y al contentamiento que tengamos en Jesús. Una vida de agradecimiento y gozo sólo la podemos encontrar a los pies de la cruz, cuando rendimos todo a Dios y Dios se convierte en nuestro todo. Si hoy estás leyendo estas palabras y te has dado cuenta de que no has visto el fruto de la alegría en tu vida, quiero animarte porque nunca es tarde, te invito a perseguir a Jesús y a ponerlo solamente a Él como la fuente de tu alegría. Distraernos con las cosas de este mundo es fácil pero nada en este mundo puede saciarnos, solo Jesús y su sacrificio es suficiente para vivir una vida llena de alegría y plenitud real en Él.

Jesús es nuestra fuente de alegría. En este mundo vamos a experimentar frustraciones, situaciones difíciles e incluso injusticias pero cuando corremos a Dios y recordamos que en Él lo tenemos todo, podemos vivir una vida de alegría, agradecimiento y contentamiento continuo.

Un fuerte abrazo a todas,

Yani Zuñiga

Leer:

Toma un tiempo para leer, meditar y pensar en las siguientes escrituras:

Salmo 32

“¡Así que alégrense mucho en el Señor y estén contentos, ustedes los que le obedecen!
¡Griten de alegría, ustedes de corazón puro!”

Romanos 12:9-16

“Alégrense por la esperanza segura que tenemos. Tengan paciencia en las dificultades y sigan orando.”

1 Pedro 1:3-12

“Así que alégrense de verdad. Les espera una alegría inmensa, aunque tienen que soportar muchas pruebas por un tiempo breve.”

Reflexionar:

Te animamos a usar estas preguntas para reflexionar, escribir una oración a Dios y conversar con una amiga, tu familia o alguien cercano.

  • Piensa y medita por un momento ¿En donde estás buscando la alegría? ¿Cúal es una fuente falsa de alegría en tu vida? ¿En qué o quién estás depositando la responsabilidad de darte alegría?
  • ¿Las personas cercanas a ti pueden ver el fruto de la alegría en tu vida? ¿Qué pasos puedes dar para dejar que la alegría de Dios fluya en tu corazón y de esta manera reflejar su alegría a las personas a tu alrededor?
  • ¿Cómo reaccionas ante las situaciones en tu vida que no son como tú quisieras? ¿Está tu corazón lleno de amargura y quejas? ¿Tu familia ve en ti agradecimiento y contentamiento?
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